Antes que Abreu, Zidane y otros, fue el checoslovaco Antonin Panenka quien anotó un penal lleno de fantasía. En la final de la Eurocopa ’76, en Belgrado, Alemania Federal y Checoslovaquia definieron por penales, tras igualar a dos. Marcó el 5-3 decisivo el pionero Panenka, que, con un globito suave y al centro del arco, mandó a Sepp Maier a su izquierda.